Las imágenes son escalofriantes. El periodista francés Roméo Langlois grabó todo, desde el momento de la emboscada guerrillera de las FARC, la muerte de un soldado, su brazo herido y el momento en que decide entregarse

La cinta comienza con los preparativos en Larandia, en una base militar en Colombia. Allí, los soldados -verdaderos protagonistas del documental planeado antes del secuestro- se preparan para destruir laboratorios de cocaína en el país. Roméo Langlois, con su cámara, toma testimonios de los soldados.

El periodista francés viaja con ellos en un helicóptero. Ya en el terreno, comienza la balacera inesperada. De hecho, las primeras detonaciones se escuchan cuando el jefe de la misión está dando testimonio para la cámara.

Están en pleno día… de repente la imagen se nubla y se escucha un grito de dolor. Es Langlois que recibió un tiro en su brazo izquierdo. «Tuve suerte, al lado mío el sargento Cortez fue mortalmente herido».

«Aguanta hermano», dice otro soldado. Y se escucha al propio reportero pedir ayuda por radio. «No hermano, yo no cojo armas, no sirvo para eso», se le escucha decir a Langlois cuando uno de los uniformados le pide que empuñe un fusil.

El periodista entrega el chaleco de uno de los agentes y una bala impacta sobre otro. «Me mató», grita. En ese momento Langlois decide abandonar a los soldados. «Yo me abro, porque con ustedes soy un blanco», evalúa.

La imagen se distorsiona….Las tomas se hicieron el sábado 28 de abril, en medio de la emboscada del Frente 15 de las FARC. El periodista de France 24 Cubría un operativo antidrogas con el Ejército de Colombia cuando fueron sorprendidos por la guerrilla. En el episodio murieron cuatro militares y otros ocho resultaron heridos

El material es de extremo valor. Confirma que la emboscada realmente sucedió. Los soldados no esperaban la balacera. No estaban en posición de guardia y, claramente, no estaban preparados para repeler el ataque.

Langlois llegó hasta allí buscando testimonios del Ejército. No pensaba encontrarse con la guerrilla y nunca estuvo en actitud militar, como las FARC alegaron para secuestrarlo. De hecho, rechaza explícitamente la posibilidad de empuñar un arma.

Parece una película. La posición de la cámara, en los ojos del protagonista, hace que quien vea las imágenes se sienta en peligro… se sienta él.  / Infobae

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