Morgane Merteuil

Por Antonio Manco Google / En el marco de la crisis que vive Europa, Morgane Merteuil, la secretaria general del sindicato de trabajadores del sexo, STRASS, ha expresado vía Twitter que presume de ser puta, quiere seguir siéndolo y pide a las feministas abolicionistas que le dejen serlo.

«Prefiero ser puta que trabajar una fábrica», afirma la mujer cuando le preguntan por su oficio y tampoco duda en decirlo en las redes sociales.

Con la llegada del socialismo al poder, las feministas francesas han emprendido una ofensiva para abolir del todo la prostitución, y el sindicato STRASS se opone duramente.

En su panfleto «Liberad el feminismo», publicado esta semana, Morgane denuncia la campaña de acoso de las asociaciones feministas y antiprostitución en primera persona.

El librito empieza así: «En mi trabajo de azafata de barra americana, entendí muy pronto que si quería ganar más de 20 euros por noche debía ponerme a tailler des pipes (hacer felaciones). Al pensarlo, no vi el menor inconveniente, prefiriendo eso para pagar mis estudios a tantos otros trabajos penosos».   

A los 25 años, Merteuil ha puesto entre paréntesis sus estudios, y trabaja comoescort girl a domicilio en París mientras milita activamente en el sindicato. Su cruzada para despenalizar el ejercicio del oficio más viejo del mundo le opone a asociaciones como Ni putas ni sumisas, a las que acusa de «imponer una imagen mainstream y burguesa de la mujer. No son ni emancipadoras ni creadoras de nuevas cosas, salvo para las que buscan un trampolín caliente hacia el Gobierno», afirma.

Merteuil dispara directamente contra Najat Vallaud-Belkacem, ministra de los Derechos de las Mujeres y portavoz del Gabinete, por su radical posición abolicionista, y acusa al feminismo institucional de «estigmatizar a las mujeres que llevan velo con su pensamiento poscolonial que cree que los que son distintos están atrasados».

Siguiendo los escritos de Virginie Despentes y de la suiza Grisélidis Réal,Merteuil rechaza la idea de «una sociedad binaria, que opone a hombres y mujeres, porque las relaciones de dominación son más complejas y se sobreponen varias opresiones». Sobre el hecho de ser prostituta, defiende la libre elección entre putas y clientes: «Sí, los hombres pueden ser tiernos y precavidos. Sí, las mujeres pueden amar el culo. Y sí, prostituirse puede ser una forma de reapropiarse del propio cuerpo y la sexualidad», escribe.

El panfleto, según analiza Libération, oculta o trata de forma rápida los aspectos negativos de la prostitución y el velo, aunque trata de combatir el «oprobio moral» y se sitúa «contra el proxenetismo, la esclavitud, el tráfico de seres humanos y la explotación infantil». / Con textos de El País

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